miércoles, 5 de diciembre de 2012

Entrada 26 --CUADERNO 2, NUEVA ERA: PARADOJAS DE UN PAÍS AGRÍCOLA. EL MÉXICO QUE VAN A PARIR, PRIMER APUNTE--


Paradojas de un país agrícola

El México que van a parir, primer apunte:
El gesto y la campaña viven en la casa de la lengua

Soy uno más entre aquellos epígonos 
que en la antigua casa de la lengua han vivido.       

Más dentro tengo mi propia vivencia, 
escapo por fuerza y destruyo Tebas.                            

Karl Kraus                          

El día más largo llegó, pasó, nos dejó de largo. El gobierno federal se preparó a conciencia Su cuerpo se movió en convulsiones pensadas, planeadas, programadas. No murió, no muere, no puede morir nunca. No, que nadie se equivoque. Sus brazos se contorsionaron, pero los espasmos no suponen final alguno. No. La corona se dilató. Luego se retorció, se desprendió su aliento y piel en todos los fulgores posibles. México asomó su cabeza de entre las ramas y las piernas.

Terminó la contienda electoral y nada quedó al azar. Se imagina imposible que el gobierno se abandonara a los episodios líricos del azar. En la campaña no existió algo que no hubiera sido ordenado, pensado, ensayado; aunque los personajes se equivocaran en la lectura monótona de sus líneas, aunque #132 razones animaran la discusión, el Estado permaneció entero de sí, en toda su potencia. Cada gesto preparado en la pizarra; los del otro se estudiaron meticulosamente. Se trazaron líneas, se enviaron cables, se devoró todo. Lo que vuelve son los gestos que vendrán. Se ensayó la escena,  luego el discurso que en idea la simpatía, el terror o el desconcierto. Aunque el actor se equivoque, la escena fue preparada a conciencia.

Se sabe que el contenido no existe. Lo que vino en los discursos electorales, en los inaugurales, en las voces que asfixian el noticiero, no son el México que gobernarán, como tampoco es el México que gobernaron. Sin embargo, pasarán, como han pasado, los años. Pasarán tres, pasarán seis, y retornarán estos mismos discursos con toda su esperanza contenida, aunque ligeramente transformado el foco de atención. Cuando la mañana pase, este discurso exigirá el México que el ganador prometió. Podemos verlo en los misteriosos anuncios que advertían contra el candidato del PRI. Un discurso oculto, profundo, levanta la mano y señala con su santa furia los adeudos: Peña no cumple. No se observaron las causas, los casos. No. Estamos prevenidos. Aquél que prometió y vino no cumplió con traer el mundo que dijo que traería. Se discuten absolutos. Se exigen los absolutos y no hablemos nunca de la inevitabilidad de las cosas.

Pero tienen razón. ¿Por qué no exigir el México que dijo que vendría? ¿Acaso no es aquella la plataforma con la que aspira y suda? Todo lo que se prometió en las campañas electorales pasadas, ¿no tendría cabida en este mundo que es nuestro? Pero las campañas son vacías. Su contenido está muerto y no es el que se asoma de entre las piernas y las ramas, aunque es el que se exigirá. Las terribles distancias del discurso con lo que sucede en la Alameda, mi calle, mi huequito de enamorado, alumbran la sonrisa detrás de este cerebro que no comprende del todo lo sucedido, lo que vendrá. 

En este punto discursivo, entre las condiciones dadas, el mundo prometido y la ira sobre lo que nunca llegó, se cifrará, una y otra vez, la discusión nacional. La realidad tiene cabida, en ocasiones; se aprobó la Ley de Víctimas, se llevaron despensas y se ensamblaron caminos. La realidad, en ocasiones, se cuela en la agenda del gobierno. Pero ésta no es la sustancia del mundo que se exige. En el delicado balance de lo que no se es y el vértigo tremendo de lo que consideramos que deberíamos ser se debate la sucesión presidencial, se combate a dos velas, tres macanas, seis balazos. Este discurso, este existir enteramente lingüístico y simbólico es susceptible de ser interpretado. Pensar las campañas, el devenir PRI-devenir guitarra, en términos lógicos, verbales, psicológicos, políticos, arrima su intención a la realidad en la que habitan, que no es la nuestra pero es la que esperamos. Así irrumpiremos en sus casas y tendrán que escucharnos, a nosotros, los que no olvidamos ni perdonamos.

Inauguro este espacio, pues, para discutir la espera que no termina, la noche que no llega. Todo ha sido ensayado y quizás, solamente quizás, haya querido significar algo. Si no, queda la noche, la crónica, y el recuento de mis muertos PRI.

Hans Röckle,
fisgón, poeta, postepígono

martes, 24 de abril de 2012

Entrada 23 --TERCER OCHO DE OCHOS--


       Cerrado, nueva era